Ser Feminista está de moda, pero ¿qué implicaciones tiene eso para las Pro?

Llevo tiempo planteándome que todo lo que reluce no es oro. Me gustaría compartir y desmontar ese Mito de la SuperWoman, que aunque parezca un poco «manío», sigue perviviendo en la manera en la que muchas mujeres con la crisis actual, seguimos afrontando la precariedad laboral, la conciliación familiar y aún así, seguimos infatigables.

El sentirnos orgullosas del empoderamiento que vamos adquiriendo con nuestro desarrollo personal y profesional, lleva aparejado ciertas pérdidas de la feminidad que nos habían inculcado nuestras madres y abuelas. Y es que al considerarlas «débiles», producto de las ideas del patriarcado, que siempre han considerado las habilidades femeninas como inferiores, sin querer hemos interiorizado, inconscientemente, esos patrones en los cuáles no hemos querido identificarnos. Y tú te preguntarás, ¿a qué te refieres con eso?

 

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Ejemplos de conductas en las que rechazamos nuestra feminidad:

– Cuando no queremos aceptar que podemos tener deseos de ser cuidadas y mimadas, tras pasarnos todo el día dando muestras de cariño y cuidados a l@s demás.

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-Cuando no quieres aceptar que otros pueden asumir tus responsabilidades, cuando te encuentras frágil o lo necesitas. Es decir, que no quieres que te ayuden porque tu orgullo es más grande.

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-Cuando tu deseo de «Yo Puedo» supera tus recursos personales, físico, económicos y emocionales. Ésto se traduce en «Me dejo la piel en ello aunque muera».

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-Cuando estás pasando un duelo por una pérdida (amorosa/sentimental, de trabajo, de una amistad, de un hogar,…) y al día siguiente estás como si nada hubiera pasado por tu vida, en plan «Yo Puedo». Cuando en el fondo, estás haciendo un sobre-esfuerzo por esconder tu dolor y sacar fuerzas para seguir para adelante.

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-Cuando nos enfrentamos a dobles y triples jornadas y aún así, queremos seguir teniendo una vida activa y participativa socialmente. Llegas del trabajo a casa, pones lavadoras, preparas comida para el día siguiente, si tienes hij@s pues tratas de cuidarles, supervisarles tareas, te vas al gym, pasar tiempo con la pareja. Y luego, en el último segundo del día, si aún te queda energía para tomarte una birra con las colegas, ya ahí eres la súperheroína. Felicidades!!

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Y yo me pregunto, ¿en qué parte del día te has tenido en cuenta querida mía?. Te has escuchado como te sentías mientras hacías todas esas cosas y te exprimías?

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El estar en la lucha y en lo público es vigorizante, te llena de energía y sientes una fuerza expansiva que te lleva a hacer y creer que puedes. Pero también tiene sus riesgos para la salud, si los llevamos al extremo de no tener en cuenta ciertos hábitos de auto cuidado. Los cuáles, estarían asociados con recuperar esa feminidad de la que hablaba anteriormente. Para mí, ese auto cuidado tiene que ver con esa mirada al espacio interno de nuestro hogar e intimidad, ese espacio que necesita ser cultivado para que nuestra guerrera pueda descansar después de tan duras jornadas.

¿Qué hábitos de auto cuidado podríamos darle a nuestra guerrera?

-Validar el esfuerzo y la energía que se le pone a cada tarea que hacemos diariamente. Por favor, deja de lado la típica frase que minimiza tu lucha «Tampoco es para tanto…» y comienza con «Ha sido duro pero lo he conseguido, estoy orgullosa de mí»

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-Expresa abiertamente que tienes ganas que te abracen, que te besen y que te den arrumacos.

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-Delega tareas cuando sientas que te estás agobiando, recuerda que no hay necesidad de asfixiarte física o emocionalmente!!. Intenta terminar las frases «Yo Puedo…» con «Yo Puedo pedir ayuda».

-Se puede ser fuerte y sentirse triste, angustiada, agotada, sorprendida,… a la misma vez. Así que no pasa nada si a veces te sientes así de agotada y extasiada por el trabajo. Acompañar tu tristeza o esa emoción, desde la fortaleza que te caracteriza, puede ser un gran alivio para que te permitas ese sostén.

-Permítete ir más lento a medida que pasa el día. Si aminoramos nuestro ritmo, podremos tener una escucha más fina del impacto de nuestras actividades sobre nosotras. Así, luego podremos dosificar nuestros esfuerzos.

-Puedes cambiar de opinión si sientes que no te queda energía y eso no quiere decir que seas menos responsable. Se puede seguir siendo comprometida con los valores, siempre y cuando escuchemos la energía con la que lo hacemos.

-Para poder organizar tu día sin que suponga una lista infinita de actividades inacabables, planteáte hacer un número limitado de actividades diarias tras tu trabajo. Trata de no condensarte la jornada con un poco de todo, es mejor menos y aportar calidad a esos momentos.

-Dedica tiempo a ese espacio interno que supone el espacio privado. ¿Cómo?Arreglándolo, decorándolo, limpiándolo, nutriéndolo y organizándolo. Si te gusta la cocina, dedícale tiempo a esos sabores y texturas que pueden rememorar en ti sensaciones de confort y seguridad. Y si no puedes, delega. Este espacio privado es tan importante como el público, porque permitirá que tu energía se renueve, permitirá que crezcan nuevos brotes, porque estás regando esa tierra que hemos dejado en un segundo plano.

Si quieres saber más sobre este tema te recomiendo los libros de Jean Shinoda Bohen, donde ella explica (mil veces mejor que yo), toda esta cuestión de cómo el patriarcado ha afectado a que no aceptemos nuestra feminidad de una forma integral o que mantengamos conflictos cuando tenemos que decantarnos entre ese «Yo Puedo» porque han habido muchas mujeres antes que han luchado para que yo pueda ahora. Siento que esa carga que sostenemos las feministas, es necesario a veces descargarla de nuestras vidas personales.

Estoy segurísima que si nuestras antecesoras levantaran la cabeza, estarían agradecidas que podamos guardar el equilibrio entre; haber adquirido ciertas libertades para estar en ese espacio público (aunque todavía queda….y demasiado), y que mantengamos el cultivo de ese espacio privado como parte de un linaje que nos ha sido otorgado y que sigue siendo la fuente de bienestar, riqueza no lucrativa que genera nuestra productividad posterior. Y es que cómo dice Amaia Orozco, es en el espacio del hogar donde los recursos existentes generan bienestar que luego se transforma en la vida pública.

Así que mi propuesta es, que ante la crisis de cuidados que estamos viviendo en nuestra actualidad, comencemos revalorizándolos con el fin de sostener a esa gran mujer que anida en cada una de nosotras y si eres hombre, también te animo a que cultives ese espacio de los cuidados compartiéndolo y haciendo un reparto más equitativo e igualitario, disfrutando de tu hogar pero con un compromiso activo para compartir y desarrollar esa intimidad del bienestar.

 

Las personas más hermosas son aquellas que han conocido la derrota, el sufrimiento, la lucha, la pérdida y han encontrado la salida a esas profundidades.-Elisabeth Kubler-Ross.

 

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